miércoles, 7 de julio de 2010

Reflexiones ecológico-teológicas. ¿Cómo se ejerce el "dominio" del Hombre sobre la Naturaleza?

Fig. 1. Página 1 del artículo citado de 1990.

Fig. 2. Página 2 del artículo citado del año 1990..

Fig.3. Página 3 del artículo nuestro del año 1990..

Puesta en escena.

En estos días, arde furiosamente el tema ecológico en nuestro medio. A la ya existente, de ENDESA-Chile, tres nuevas centrales termoeléctricas amenazan con inundar los limpios cielos de nuestra costa y nuestras playas, al sur de Iquique. Una terrible batalla verbal tiene lugar hoy entre los partidarios del uso de las "tecnologías limpias" y los que propician -con despliegue de argumentos falaces- las "tecnologías sucias" o contaminantes. Las primeras, se basan en las energías renovables provenientes del sol, del viento, de las mareas. Elementos naturales que rebosan (casi me atrevería a decir "desperdician") energía, la que siendo sobreabundante, no es casi aprovechada todavía entre nosotros.

El debate está lejos de haber cesado; más bien, recién comienza. Las autoridades no han dado aún claras señales de un cambio de escenario. ¿Timidez?, ¿Temor a decir toda la verdad a la ciudadanía?. ¿Brazo blando ante el lobby desenfrenado de las Empresas contaminantes?. Faltan acciones decididas al respecto, a pesar de que la inmensa mayoría de los chilenos las reclaman. Las encuestas -allí donde éstas se han practicado, como Iquique, - lo proclaman.

Vivimos en una verdadera e inconfesada "prehistoria energética".

Vivimos todavía en la "prehistoria energética": caracterizada por el uso de los hidrocarburos o el carbón de origen vegetal como fuente principal. y casi única La época industrial nos ha acostumbrado a ello. La imagen de las fábricas textiles en Inglaterra entre 1830 y 1860, con sus altas chimeneas expidiendo nubes de humo del carbón de piedra, son la imagen vívida que condenó Karl Marx, en sus obras, sobre todo en su obra máxima Das Kapital (publicada en 1867 en Hamburgo, Alemania), porque coincidió su propagación con la máxima explotación del ser humano en las insalubres fábricas de la época. Hoy día, con muchos otros argumentos de tipo climático planetario, las condenamos igualmente.

Los países más desarrollados, son los más contaminantes. Debería ser exactamente al revés!.

Muy pocos son hoy los países (si es que hay alguno en el planeta) que se puedan preciar de poseer un 100% de energía no contaminante para su población. Los países nórdicos (escandinavos, alemanes) van ciertamente a la cabeza en este despertar energético limpio. Nosotros, los tercermundistas, nos hemos caracterizado por seguir importando las centrales eléctricas a carbón, aquellas precisamente que han sido descartadas en los países más desarrollados. China, el coloso asiático, ha basado su prodigioso desarrollo industrial en el más despiadado uso de las energías contaminantes que registre la Historia humana, siendo hoy por hoy el país más contaminante y más contaminado del mundo. ¿"Quién se atreve a ponerle el cascabel a este gato asiático" hoy día?. Nadie, y mucho menos los Estados Unidos, nación igualmente responsable por ofrecer a la humanidad un pésimo ejemplo , el más alejado del ideal energético limpio.

La batalla por lograr un consenso internacional que regule las emisiones contaminantes.

Países como Estados Unidos y China se han negado, por largo tiempo, sistemáticamente a suscribir los acuerdos del Protocolo de Kyoto, que exigía una drástica disminución de las emisiones para evitar la catástrofe del calentamiento global, fruto directo del uso de los hidrocarburos. La razón es obvia: suscribirlo y cumplirlo significaba invertir cuantiosas sumas de dinero en la reconversión de todo su aparato energético y productivo; significaba reconvertir la Esso, la Shell y todas las refinerías y fábricas del país a las nuevas tecnologías limpias, desterrando definitivamente el uso del petróleo y sus derivados.

Somos porfiados. No aprendemos aún de las catástrofes petroleras. ¿Qué tendrá que ocurrir para que ataquemos con decisión el problema de estas fuentes contaminantes?.

Y aún hoy, cuando las evidencias de la catástrofe ambiental nos acechan por todas partes, no parecen tomarlo muy en serio, tanta es la lentitud y el desparpajo que manifiestan en los foros internacionales. La reciente cita mundial ambiental en Copenhague (noviembre-diciembre 2009), poco o nada ha cambiado las cosas. La plataforma petrolera de la British Petroleum situada en el Golfo de México, está derrramndo 800.000 litros de crudo al día, desde hace ya algunas semanas, frente a las costas mexicanas, por efecto de un incendio y hundimiento, ha dejado al descubierto- además de las víctimas de las que nadie habla ya- la increíble precariedad del sistema extractivo y el daño inconmensurable que está haciendo y hará por décadas a los ecosistemas costeros aledaños de México, USA, Cuba y otros países insulares.¿Qué cantidad de desastres semejantes pueden ocurrir en el Mar del Norte, frente a las costas desde Holanda a Noruega, donde Europa tiene hoy más de 600 enormes plataformas semejante, funcionando a todo vapor?.

Una reflexión teológico-ecológica a propósito de la tendencia contaminante actual.

Pues bien, hace ya algo más de veinte años, en un periódico casi ignoto de Antofagasta llamado "El Pampino", publicábamos el artículo que aquí reproducimos in extenso sobre este tema ambiental. Se trata de una meditación ético-ecológica. Es decir, se buscaba en él desentrañar las raíces mismas, el origen de la temible crisis ambiental que hoy nos azota. ¿A quien atribuirla?. ¿Cómo llegó la Humanidad a acumular tal cantidad de gases de "efecto invernadero", sin percatarse de su extraordinaria gravedad?. ¿Será la Religión cristiana -como aseveran los partidarios de la Deep Ecology (Ecología Profunda) - el germen de origen del problema?.

Este tema ya lo hemos perfilado en otro capítulo.

El tema ya lo hemos tratado parcialmente en otro capítulo de este mismo Blog que intitulamos:
"El Cristianismo, ¿ es el responsable directo de la crisis ecológica?. Respuesta a las afirmaciones de Lynn White y otros".

Hoy nos interesa rescatar este artículo nuestro, antes de que las termitas terminen por destruir sus páginas, en las bodegas de alguna biblioteca desconocida. Porque la argumentación que entonces usáramos, sigue siendo plenamente válida hoy día, veinte años después.

El origen del problema: un concepto desviado de "progreso" y "desarrollo".

Toda la argumentación en este tema parte - a nuestro entender- de una idea falseada acerca del "progreso" y "desarrollo" y la manera de conseguirlo. Igualmente de la avidez desmesurada de las naciones atrasadas por llegar prontamente al "desarrollo". Se establece así una loca y frenética carrera tras el mentado "desarrollo", creando en los pueblos -sobre todo entre los del Tercer Mundo- infinidad de " necesidades" (a menudo ficticias o parcialmente reales) , para las cuales se necesita, obviamente, más y más energía. ¿De dónde obtenerla? ¿Cómo sacarla más rápidamente?. ¿De qué fuentes?. ¿Qué fuentes tenemos en casa?. ¿Qué fuentes son las más baratas o las menos onerosas?.

Este es, por desgracia, el criterio que ha primado en la presente civilización en este campo. Mientras tanto, nuestras acciones suicidas o ecocidas, se contraponen violentamente a lo que nuestra Constitución Política proclama a todos los vientos: "el derecho de sus ciudadanos a vivir en un ambiente exento de contaminación..". ¿En qué quedamos?.

Necesidad urgente de un debate interdisciplinario del más alto nivel.

Nuestro breve artículo publicado en Enero del año 1980 en el diario "El Pampino" de Antofagasta abre un capítulo de discusión, en el que la Etica, la Teología, la Antropología, la Ecología y la Historia de las Religiones tienen una palabra importante que decir. Este debate está aún por efectuarse. Hace mucha falta aunar cirterios al respecto y todos lo sabemos. Pero nadie asume la responsabilidad de incir el debate.

¿Quién nos puede convocar a esta urgente reflexión?

¿Habrá alguna Universidad en Iquique que quiera lanzarse a la palestra y acoger este tema de debate?. Por ahora, no se avizora especial interés en este sentido. Al menos, no se ha hecho público. Y mientras tanto, agotamos nuestras reservas, envenenamos nuestros mares y ríos , saturamos de elementos tóxicos el aire que respiramos y cubrimos nuestros valles y cuencas con millones de toneladas de ripios envenenados, derivados de la Minería.


A este paso, ¿qué vamos a dejar en herencia a nuestros descendientes?.

¿Tan sólo inmensos cráteres abiertos, como en Chuquicamata o Potrerillos?. ¿O cerros enteros perforados por infinitos piques, como en El Teniente o El Salvador?. ¿O hermosos valles colmatados de ripios tóxicos como en el ex-fundo "El Mauro", junto a Caimanes?.

¿Tan sólo eso?.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante el post, felicitaciones desde Colombia!